21 abril | Adolescentes
«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.» 2 Crónicas 7: 14
En 2 Crónicas 7: 14, Dios nos da una instrucción clave para que nuestras oraciones sean respondidas. Vamos a ver si puedes descubrir el secreto: «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.» El secreto de esta oración está en su comienzo: «si». Este «si» indica una condición. Por ejemplo, tal vez tus padres ya te hayan dicho algo como «si limpias tu cuarto, podrás quedarte media hora más viendo videos en tu tablet». Esto significa que «si» haces tu parte, tus padres harán la suya.
La oración que aprendemos hoy nos enseña que «si» pedimos con sinceridad, «si» nos humillamos y «si» buscamos a Dios, Él nos escuchará y responderá. Quizás el problema en nuestra jornada espiritual sea que no estamos clamando lo suficiente. Clamar a Dios significa pedir con mucha voluntad y de todo corazón, todos los días, sin darnos por vencidos. A veces, podemos orar apresuradamente o sin mucha atención, pero Dios quiere que conversemos con Él de verdad, expresando nuestros sentimientos y deseos en cada palabra. Si hacemos esto, la promesa de Dios es maravillosa: ¡Él nos escuchará desde los cielos!
En Acción:
Elige un lugar tranquilo en tu casa y decóralo con cosas que te ayuden a concentrarte en Dios. Usa ese espacio todos los días para orar con calma y sinceridad, recordando que Dios está listo para escucharte y responder tus oraciones.