29 abril | Adolescentes
«Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiese del enemigo en el camino, porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.» Esdras 8: 22
En Esdras 8: 22, aprendemos sobre la poderosa «mano de Dios». Esdras, un líder muy sabio, tenía una gran tarea: llevar al pueblo de regreso a Jerusalén. Pero él sabía que el viaje sería peligroso. Por eso dijo: «La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.». Esto significa que Dios protege y ayuda a aquellos que confían en Él.
Pensar en la «mano de Dios» es como imaginar a un padre o a una madre tomando la mano de su hijo para protegerlo. Cuando confiamos en Dios y pedimos Su ayuda, Él nos guía y cuida de nosotros, como un padre cuida de su hijo. Un salmo que me gusta mucho dice lo siguiente: «Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano» (Salmo 37:24) . Así que, aunque enfrentemos situaciones difíciles o aterradoras, podemos recordar que la mano de Dios está con nosotros para sostenernos y no dejarnos caer. ¡Dios está protegiéndonos siempre!
En Acción:
Pide a tu padre, tutor o abuelo que coloque su mano sobre una hoja de papel. Con un lápiz, rodea el contorno de su mano, creando un dibujo. Después, puedes colorear o decorar el dibujo como quieras. Este dibujo será un recordatorio de la protección y el cuidado de Dios, al igual que un padre, tutor o abuelo te protege y cuida de ti. Coloca este dibujo en un lugar donde puedas verlo todos los días, para recordar que, así como Esdras confió, tú también puedes confiar en la protección y el cuidado de Dios.