12 enero | Adolescentes
«Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.» Génesis 22: 8
Dios cumplió Su promesa a Abraham después de 25 años, y finalmente tuvo un hijo: Isaac. ¡Isaac nació cuando Abraham tenía 100 años! ¡Guau! Al principio todo fue de maravilla, pero, con el pasar de los años Abraham comenzó a poner a Isaac en primer lugar en su vida. Entonces, Dios le pidió a Abraham que ofreciera a su hijo en sacrificio. Abraham, confiando plenamente en Dios, obedeció. Llevó a su hijo a la cima de una montaña, y cuando estaba listo para sacrificarlo, escuchó la voz de Dios llamándolo: «¡Abraham, Abraham!». Luego apareció un corderito para morir en lugar de Isaac. «Dios mismo proveerá el cordero para el holocausto». Por esa confianza inquebrantable es que llamamos a Abraham «el padre de la fe».
La historia de Abraham e Isaac nos ayuda a comprender lo que Dios sintió al entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, para morir por nosotros. Pero Abraham no tuvo que ejecutar la orden final, Dios sí. Jesús fue el corderito que murió por nuestros pecados. ¡Al aceptar lo que Él hizo, podemos tener vida eterna!
En Acción:
Ve a un parque o a un lugar tranquilo en la naturaleza para hacer una «caminata de fe». Mientras caminas, piensa sobre la historia de Abraham e Isaac y sobre el sacrificio de Jesús. Reflexiona sobre lo que la fe significa para ti y cómo puedes confiar en Dios, incluso en las situaciones difíciles. Al final de la caminata, haz una oración agradeciendo a Dios por Su fidelidad y amor.