7 mayo | Adolescentes
«Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo.» Job 19: 25
Existe un dicho que dice: «tenemos que tener la paciencia de Job». ¿Ya escuchaste a alguien decir eso? Job era una persona muy rica, pero lo perdió todo. ¡Todo! Nuestro enemigo, el diablo, desafió a Dios diciéndole que Job solo le era fiel porque tenía muchas bendiciones. Entonces, Dios permitió que Job perdiera a sus hijos, sus posesiones y hasta su salud, para demostrar al diablo que nuestro amor por Él no depende de esas cosas. A pesar de tanta pérdida y sufrimiento, Job mantuvo su fe, demostrando paciencia y nunca cuestionando la bondad de Dios. Por eso, de esa historia viene el dicho, porque en ella el diablo salió derrotado, Job resistió las pruebas pacientemente y, como recompensa, Dios lo bendijo devolviéndole más de lo que tenía antes. Al final del libro de Job, vemos su declaración más bonita, incluso después de todo lo que había enfrentado: «Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo».
Lamentablemente, todos enfrentamos problemas y dificultades en nuestras vidas. A veces, pasamos por momentos de sufrimiento. En esas horas, es importante recordar y confiar de que Dios está con nosotros y que todo puede estar sucediendo para fortalecer nuestra fe y paciencia. Al final de nuestra historia, si perseveramos con fe, también podremos declarar lo mismo que Job: «¡Yo sé que mi Redentor vive!»
En Acción:
Con la ayuda de un adulto, planta una pequeña semilla en una maceta. Puede ser una flor, un vegetal o cualquier planta de tu elección. Cuidar a una planta requiere paciencia, pues crece lentamente, día tras día. Mientras cuidas de tu plantita, piensa en lo importante que es tener paciencia en nuestra vida, así como es necesaria para ver a la planta crecer.