27 mayo | Adolescentes

LA FUERZA DE MI CORAZÓN

«¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.» Salmos 73: 25,26

El corazón es una parte asombrosa de nuestro cuerpo. Late alrededor de 60 a 100 veces por minuto, bombeando sangre a todo el cuerpo en tiempo record y ¡sin que nos demos cuenta! Pero ¿sabías que el corazón también es importante en otro sentido? En la Biblia, el corazón a menudo representa nuestros sentimientos y nuestra fe. En el Salmo 73: 25-26, leemos: «Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre». Esto significa que Dios es la mayor fuerza en nuestras vidas, mucho más que la fuerza física de nuestro corazón.

Dios, quien creó todos los aspectos del corazón, también está atento a cómo nos sentimos. Nos ayuda a ser fuertes cuando estamos tristes, preocupados o con miedo. Dios nos da valor y esperanza, y eso nos hace sentir bien por dentro. Así como nuestro corazón físico mantiene vivo a nuestro cuerpo, nuestra fe en Dios nos da fuerzas para enfrentar los desafíos de la vida. Él es nuestra mayor fuente de fortaleza y alegría. En todo momento, pase lo que pase, Dios está presente, podemos contar con eso.

En Acción:

Con la ayuda de un adulto, usa un reloj o una aplicación para medir tu frecuencia cardíaca en reposo. Luego, realiza una actividad física rápida, como saltar la cuerda o correr en el lugar, y mide nuevamente. Observa cómo tu corazón trabaja para mantenerte activo. Mientras haces esto, recuerda que Dios es la verdadera fuerza de tu corazón, que quiere mantenerte fuerte espiritualmente todos los días.