29 mayo | Adolescentes
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.» Salmos 91: 1,2
Jugar a las escondidas es muy divertido, ¿verdad? Encontrar el lugar perfecto para esconderse y esperar a ser encontrado es un juego que hasta tus abuelos probablemente saben cómo jugar. En el Salmo 91, la Biblia se refiere a un tipo diferente de escondite: «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro».
Cuando estamos en ese escondite, estamos protegidos y seguros, pues Dios envía a Sus ángeles para cuidarnos: «Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra». Los ángeles son como guardianes invisibles que siempre están a nuestro lado, incluso cuando no podemos verlos. Cuando estás jugando, estudiando o durmiendo, los ángeles de Dios están allí, manteniéndote seguro.
Recuerda, siempre que te sientas inseguro o asustado, puedes orar y pedir a Dios que envíe a Sus ángeles para protegerte. Ellos son una prueba del amor y del cuidado de Dios por cada uno de nosotros.
En Acción:
Organiza un juego de “escondidas” con tu familia. Mientras juegas, recuerda que, así como en el juego te escondes y luego eres encontrado, los ángeles de Dios siempre te encontrarán y permanecerán a tu lado. Ellos son tus compañeros invisibles, que te protegerán en todo momento.