2 junio | Adolescentes
«Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.» Salmo 103: 2
Ser agradecidos es una de las cosas más bonitas que podemos ser. La gratitud es cuando nos sentimos felices y satisfechos con lo que tenemos, sin estar deseando siempre más y más. En el Salmo 103, se nos invita a alabar a Dios con gratitud: «Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios». Es como decir: "Vamos, corazón, seamos agradecidos por todo lo bueno que Dios nos da".
Cuando somos agradecidos, nos damos cuenta de cuán bendecidos somos. Dios nos da mucho más de lo que necesitamos o incluso merecemos. Tenemos familia, amigos, comida, un hogar y tantas otras cosas maravillosas. Incluso cosas más pequeñas, como la sonrisa de un amigo o un día soleado, son motivos para estar agradecidos. La gratitud nos hace ver al mundo de una manera más positiva y feliz.
Ser agradecido también significa no estar siempre queriendo lo que otros tienen. Es estar contentos con nuestros juguetes, nuestra ropa y todo lo que tenemos. Cuando somos agradecidos, nuestra vida se vuelve más ligera, porque aprendemos a valorar cada momento y cada cosa que tenemos, sin estar en una búsqueda constante de cosas que, al final de cuentas, no nos traerán verdadera felicidad.
En Acción:
Toma un papel y un lápiz y haz una lista de todas las cosas por las que estás agradecido. Puede ser tu familia, tus amigos, tus talentos, tus características personales, tu casa, tu escuela, tus juguetes, o cualquier cosa que te haga sentir feliz y agradecido. Luego, guarda esta lista en un lugar especial y mírala siempre que necesites recordar todas las cosas buenas que Dios te ha dado.