6 junio | Adolescentes
« Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.» Salmo 121: 2
«¡Socorro!» Imagínate escuchar ese grito en la quietud de la noche. ¡Qué susto! A veces, en la vida, nos encontramos en situaciones difíciles o aterradoras, y nuestro primer instinto es gritar pidiendo ayuda. Y, ¿sabías que tenemos a alguien siempre listo para ayudarnos? ¡Ese alguien es Dios!
En el Salmo 121, encontramos un hermoso mensaje de confianza y esperanza. El salmista comienza con una pregunta: «Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde vendrá mi socorro?» Y él mismo responde: «Mi socorro viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra». Esto nos muestra que, no importa el tamaño de nuestro problema, siempre podemos contar con un Dios que es más poderoso y grande que cualquier otra cosa.
El salmo continúa diciendo que Dios no permitirá que nuestro pie resbale y que Él no duerme. Esto significa que Dios siempre está atento, cuidándonos en todo momento. Es como un guardia que nunca duerme, siempre permanece vigilante para protegernos. Entonces, si estás pasando por una situación difícil y necesitas ayuda, recuerda clamar pidiendo «socorro» a Dios. ¡Él siempre estará listo para ayudarte!
En Acción:
Haz un cartel con el versículo «Mi socorro viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» y colócalo en un lugar donde puedas verlo todos los días. Siempre que te sientas preocupado o asustado, mira el cartel y recuerda que Dios está contigo, listo para ayudar.