8 junio | Adolescentes
«Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, que os vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.» Salmo 127: 1,2
¿Alguna vez has visto alguna de esas películas donde hay ladrones muy astutos, como en la película «Mi Pobre Angelito», que crean planes elaborados para entrar a robar en las casas? Muchas personas intentan proteger sus casas con cerraduras, alarmas e incluso cámaras de seguridad. Pero, ¿sabías que, incluso con toda esta protección, aún necesitamos algo más importante? El Salmo 127: 1-2 nos enseña una gran lección: «Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.». Esto significa que, además de cuidar nuestras casas y cosas, necesitamos tener a Dios a nuestro lado. Sin Él, cualquier esfuerzo que emprendamos, puede ser en vano.
Dios es un superprotector, mucho más poderoso que cualquier alarma o cerradura. Él cuida de nosotros y de nuestra familia, incluso cuando estamos durmiendo. «Por demás es que os levantéis de madrugada, que os vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño». Entonces, recuerda, si quieres estar verdaderamente seguro: además de cerrar las puertas y ventanas, pídele a Dios que te cuide a ti y a tu familia. Solo cuando es Dios quien nos protege podremos dormir tranquilos.
En Acción:
Antes de dormir, reúnanse y hagan una oración juntos, pidiendo a Dios que proteja la casa y a todos los que viven en ella. Pueden incluso crear una oración especial para esta noche. Esta actividad es una manera de recordar que la verdadera seguridad proviene de Dios y que, solo cuando Él nos protege, podemos descansar en paz.