16 enero | Adolescentes
«Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.» Génesis 37: 5-7
¿Tienes muchos sueños? Hoy te contaré la historia de José, ¡el niño soñador! Él tenía 10 hermanos, ¡prácticamente un equipo de fútbol completo! Una vez, José soñó con once manojos de trigo, cada uno representando a uno de sus hermanos, inclinados ante su manojo. En otro sueño, el sol (representando a su padre), la luna (su madre) y once estrellas (sus hermanos) se inclinaban ante él. Estos sueños indicaban que José lideraría a su familia. Sus hermanos, claro, no estaban nada contentos con eso y tramaron un plan terrible: vender a José como esclavo. Y eso fue lo que hicieron. José fue vendido a sus primos, los ismaelitas, y luego a Potifar, el capitán de la guardia real en Egipto.
Aunque la historia de José parece ir de mal en peor, en los próximos días veremos que Dios estaba guiando su historia, ¡incluso cuando las cosas parecían terribles!
Hoy, me gustaría centrarme en una parte de la historia de José: los sueños. Todos necesitamos tener sueños en nuestras vidas. Los sueños nos motivan a vivir y superar nuestros límites. ¿Qué sueñas ser cuando crezcas? Dios quiere realizar nuestros sueños, pero a veces necesitamos tener paciencia, igual que José. Dios sabe el momento adecuado para todo. Por eso, sueña en grande, sueña alto y confía en que Dios realizará tus sueños.
En Acción:
¡Crea un «Cuadro de Sueños»! Toma una hoja de papel y escribe o dibuja tus mayores sueños. Decora el papel como quieras y colócalo en un lugar de tu cuarto donde puedas verlo todos los días. Este cuadro será un recordatorio de tus sueños y de la confianza que tienes en que Dios va a realizarlos, tal como lo hizo con José.