9 junio | Adolescentes
«¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?» Salmo 139: 7
Se estima que hay miles de búnkeres alrededor del mundo, estos son lugares construidos para buscar protección en tiempos de guerra o desastres. Estos refugios almacenan alimentos y están diseñados con el objetivo de ser lugares seguros y escondidos, donde las personas puedan refugiarse y esconderse por mucho tiempo. Pero, incluso en el lugar más escondido del mundo, hay Alguien que siempre puede encontrarnos: Dios. En el Salmo 139 leemos una pregunta que refleja esto: «¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?»
En este Salmo, descubrimos que Dios conoce cada detalle de nuestra vida. Él sabe dónde estamos, qué hacemos y hasta qué vamos a decir, antes siquiera de que comencemos a hablar. Pero no veas esto como algo negativo... Dios no nos está vigilando con una libreta en la mano para anotar nuestros errores; Él nos acompaña en todo momento porque se preocupa y quiere ser parte de nuestra vida diaria. De nuestra rutina. Él entiende nuestros pensamientos, sueños y miedos. ¡Él te ve! ¡Él te conoce! Mejor de lo que puedas imaginar: «Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has entendido desde lejos mis pensamientos. ».
No importa dónde estemos, sea en lo alto de los cielos o en las profundidades del océano, Dios está allí con nosotros. Si fuéramos al lugar más remoto del mundo, Él aún estaría a nuestro lado. Él nos ve y nos conoce profundamente.
En Acción:
Haz un juego de «escondidas» con tu familia, pero con un giro: la persona que está buscando debe usar una venda en los ojos. Esto demostrará lo difícil que puede ser encontrar a alguien sin poder ver. Después del juego, hablen sobre cómo, a diferencia de nosotros, Dios siempre sabe dónde encontrarnos, incluso cuando pensamos que estamos fuera de alcance.