10 junio | Adolescentes
«Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.» Salmo 145: 18,19
¿Alguna vez has tenido un sueño que parecía imposible? Tal vez ser un astronauta, un médico, o incluso un gran inventor. Todos tenemos sueños y deseos, y la Biblia nos dice algo muy especial sobre ellos. En el Salmo 145: 18-19, aprendemos que «Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará ».
Esto significa que Dios no está distante ni desinteresado en nuestras vidas. Por el contrario, Él está muy cerca, listo para escucharnos y ayudarnos a alcanzar lo que soñamos. Cuando tememos a Dios, no solo con miedo, sino con respeto, reverencia y amor, reconocemos que Él es Dios y nosotros no lo somos. Aceptamos lo grande que Él es y lo pequeños somos nosotros. Lo más maravilloso es que, aún así, Él se interesa en nuestros sueños y nos invita a ponerlos en Sus manos, puedes estar seguro de que nadie puede hacerlos realidad mejor que Él.
Pero recuerda, tener sueños no es solo desear algo y esperar que suceda. Es también trabajar duro, aprender y crecer cada día. Mientras hacemos nuestra parte, Dios hace la Suya, cuidándonos y ayudándonos a superar nuestros límites y desafíos.
En Acción:
Toma un papel y escribe uno de tus sueños. Luego, haz una pequeña oración, entregando ese sueño a Dios. Guarda ese papel en un lugar especial. De vez en cuando, míralo y recuerda que Dios está trabajando en tu vida para ayudarte a realizar ese sueño.