15 junio | Adolescentes
«El que ama la instrucción ama la sabiduría; mas el que aborrece la reprensión es ignorante.» Proverbios 12: 1
Proverbios 12: 1 nos dice algo muy interesante: «El que ama la instrucción ama la sabiduría; mas el que aborrece la reprensión es ignorante.». ¿Pero qué significa esto realmente, especialmente para alguien como tú, que está creciendo y aprendiendo todos los días? Amar la instrucción es el mejor camino para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Imagina que tienes un videojuego que te encanta, pero que es muy difícil. Podrías rendirte, ¿verdad? Pero en lugar de eso, decides aprender, practicar mucho, y tal vez incluso pedir consejos a un amigo que ya pasó por esa fase que te parece tan complicada. Cuando finalmente lo consigues, la sensación de logro es increíble. Amar a la instrucción es algo semejante a esto. Es disfrutar aprender, incluso cuando es difícil, porque sabes que cada desafío superado te hará más fuerte y más sabio. Es prestar atención a los buenos consejos porque sabes que te ayudarán a pasar por cada una de las etapas de la vida, incluso las más difíciles.
La instrucción viene de muchos lugares: de la Palabra de Dios, de nuestros padres, maestros, amigos y hasta de los errores que cometemos. Amar la instrucción significa escuchar y aprender lecciones, reflexionar sobre ellas y aplicarlas en nuestra vida. Va más allá del mero aprendizaje, es amar lo que se aprende y ponerlo en práctica.
En Acción:
Piensa en alguna vez en la que aprendiste algo realmente importante, aunque haya sido difícil. ¿Cómo te sentiste después? Probablemente orgulloso y feliz, ¿verdad? Ese es el poder de amar la instrucción. Nos ayuda a crecer, a entender mejor el mundo que nos rodea y a prepararnos para los desafíos de la vida.