23 junio | Adolescentes
«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: “No tengo en ellos contentamiento”.» Eclesiastés 12: 1
Nuestro cerebro es como una supermáquina que guarda miles de informaciones, pero a veces también puede pasar que olvidamos cosas importantes, como dónde dejamos las llaves, la contraseña de alguna cuenta, o el nombre de un amigo de la escuela. Sin embargo, una cosa que nunca debemos olvidar es recordar a nuestro Creador, Dios, durante toda nuestra vida.
En el libro de Eclesiastés, se nos aconseja recordar a Dios desde que somos jóvenes: «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años en los cuales digas: “No tengo en ellos contentamiento”». Esto es importante porque, a medida que crecemos y nos hacemos mayores, enfrentamos muchos desafíos y situaciones difíciles. Cuanto más demos espacio a Dios en nuestra juventud, más veremos reflejada su influencia en nuestra etapa más adulta, lo que además nos ayudará a enfrentar cualquier dificultad con fe y esperanza.
Recordar a Dios significa pensar en Él en nuestras actividades diarias, conversar con Él en oración y leer la Biblia para entender mejor Sus enseñanzas. Cuando recordamos a Dios, estamos más preparados para tomar buenas decisiones y vivir de una manera que Le agrade. Piensa conmigo: ¿cómo sería tu rutina, tu día a día, si recordaras a Dios en cada momento?
En Acción:
Para ayudarte a recordar más a Dios durante el día, crea pequeños recordatorios. Puede ser un dibujo, una frase o un objeto que pongas en un lugar visible, como en tu cuarto o en la mochila de la escuela. Cada vez que veas este recordatorio, haz una pequeña oración o piensa en algo por lo que estás agradecido a Dios. Esto te ayudará a mantener a Dios en tu mente y corazón durante todo el día.