26 junio | Adolescentes

BLANCOS COMO LA NIEVE

«Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos» Isaías 1: 18

La nieve tiene un brillo especial que encanta a todos. Cuando cae, cubre todo con una capa blanca y pura, transformando el paisaje. Parece que trae una cierta paz... pero cuando el sol brilla sobre ella, el reflejo es tan intenso que incluso puede hacer doler los ojos. Los esquiadores lo saben bien, por eso usan gafas de protección para protegerse de este brillo, ¿sabías eso?

En la Biblia, en Isaías 1: 18, Dios nos hace una promesa increíble. Él dice que, no importa cuán grandes sean nuestros errores o pecados, Él puede limpiarnos y hacernos puros como la nieve: «Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos». Esto es maravilloso, ¿verdad? Aunque nuestros errores parezcan grandes y difíciles de borrar, Dios tiene el poder de purificarnos completamente. Es como cuando dibujamos y cometemos un error, usamos una goma de borrar para corregirlo. Cuando Dios nos perdona, es algo similar: nos da una nueva oportunidad para continuar nuestra vida, borrando nuestros errores, como si estuviéramos empezando una nueva página en nuestro dibujo.

Dios quiere que seamos limpios y puros, como la nieve recién caída. Él quiere ayudarnos a ser mejores y a vivir de una manera que lo complazca. Y la mejor parte es que Él siempre está listo para perdonarnos y ayudarnos a empezar de nuevo. ¡Recuerda que no hay nada que puedas hacer para que Dios te ame menos, asi como tampoco no hay nada que puedas hacer para que Dios te ame más! ¡Él te ama simplemente por ser tú! Eso es realmente asombroso, ¿verdad?

En Acción:

Reto de la limpieza: toma un par de zapatillas blancas o que tengan partes blancas e intenta limpiarlas lo mejor posible. Ve si puedes dejarlas brillando y tan blancas como la nieve. Mientras limpias, piensa en cómo Dios puede limpiar nuestro corazón y nuestra vida, haciéndonos puros y brillantes como tus zapatillas limpias.