29 junio | Adolescentes

LA CAUSA DE TODAS LAS CAÍDAS

«Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.» Isaías 14: 13,14

El orgullo es una trampa sutil, e Isaías 14: 12-14 nos lo muestra claramente a través de la historia de la caída de Lucifer. Él, un ángel de luz, cayó por no reconocer su verdadera posición ante Dios, dejando que el orgullo llenara su corazón. El orgullo nos hace olvidar quién es Dios y cuál es nuestro lugar en el Universo.

Primero, el orgullo distorsiona nuestro entendimiento de necesidad y de abundancia. Cuanto más tenemos, menos creemos tener, creando un ciclo de insatisfacción que no se termina nunca. Y el gran problema con el orgullo es que nunca lo vencemos. ¿Sabes por qué? Porque es imposible ver el orgullo en uno mismo. Nadie cree que es orgulloso.

Además, el orgullo es competitivo por naturaleza, siempre empujándonos a intentar ganar a los demás de alguna forma, no por mérito, sino solo por el deseo de sentirse superior. Es un amor distorsionado por lo que no tenemos, llevándonos a despreciar lo que ya tenemos solo porque otra persona tiene más. Al final, nada desvaloriza más tu juguete que un amigo de la escuela que acaba de comprarse uno mejor.

El orgullo es, en esencia, la mayor expresión de las tinieblas. El amor es para la luz lo que el orgullo es para las tinieblas. Nunca olvides que lo opuesto del amor no es el odio. Lo opuesto del amor es la indiferencia, y esta viene del orgullo. Lucifer se convirtió en Satanás como consecuencia de su orgullo, eligiendo las tinieblas en lugar de la luz del amor verdadero. Así que, ¡ten mucho cuidado! Piensa bien. Cuando somos orgullosos, ¿a quién estamos imitando?

En Acción:

Esta semana, intenta identificar un momento en el que sentiste orgullo y reflexiona sobre cómo esto afectó tus acciones y relaciones. El objetivo es «solo» reconocer el orgullo en uno mismo y dar un paso humilde hacia el cambio.