18 julio | Adolescentes
«He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» Jeremías 23: 5
A lo largo de la historia, hemos tenido reyes que, en lugar de buscar poder y riqueza, eligieron servir a su pueblo con justicia y amor. A lo largo de estas meditaciones hemos estado compartiendo las historias de algunos de ellos, como David, Salomón o Josías. Más allá de las figuras bíblicas, también podríamos mencionar a otros reyes, como San Luis IX de Francia, conocido por su devoción a Dios y la justicia con la que gobernó a su pueblo, o el rey Alfredo el Grande de Inglaterra, que no solo defendió su reino contra los invasores vikingos, sino que además promovió la educación, la justicia y la ley cristiana. Estos reyes mostraron que es posible gobernar con un corazón volcado hacia Dios, sirviendo al pueblo con amor y justicia, reflejando las enseñanzas cristianas en sus acciones, siempre con la mira en algo aún más grandioso.
Estos ejemplos históricos nos recuerdan la promesa del “Renuevo Justo” de Jeremías, cumplida en Jesucristo. Jesús no vino como un rey común, buscando poder terrenal, sino como un siervo, ofreciendo amor incondicional, justicia perfecta y paz eterna. Él demostró a través de sus enseñanzas y acciones el verdadero significado del liderazgo: servir y no ser servido.
Él es el verdadero rey que gobierna con justicia perfecta y amor incondicional. Jesús supera todos los ejemplos de liderazgo justo y amoroso, ofreciéndonos una esperanza eterna y mostrándonos el camino para vivir en armonía con los principios del reino de Dios.
En Acción:
Ya que hablamos sobre reyes y periodos medievales, ve la película “El Progreso del Peregrino”. Reflexiona sobre sus lecciones y comparte con amigos o familia cómo pueden aplicarlas en su vida.