22 julio | Adolescentes
«¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, dice Jehová; mas a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.» Jeremías 45: 5
¿Sabías que a veces menos es más? Puede parecer extraño, pero es una gran verdad, especialmente cuando hablamos de lo que realmente importa en la vida. De hecho, muchas personas buscan ser más minimalistas, un estilo de vida cuyo objetivo es vivir con lo esencial. En Jeremías 45: 5, Dios le da un consejo especial a Baruc, diciendo: «¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques». Esto quiere decir que buscar ser el mejor en todo no es lo más importante.
Este consejo es un recordatorio de que ser feliz y hacer el bien no depende de ser el más famoso o el más rico. Dios nos enseña que la verdadera alegría proviene de cosas simples, como ayudar a los demás, ser un buen amigo y estar contento con lo que tenemos.
A veces, intentamos ser los mejores en juegos, en la escuela o en otras actividades, y eso está bien. Pero lo más importante es la intención detrás de esa motivación. Ser ambicioso es tener sueños y trabajar duro para alcanzarlos, queriendo mejorar y crecer de manera positiva. En cambio, la avaricia surge cuando comenzamos a querer más y más, sin que importen los demás o lo que es justo. Mientras que la ambición puede inspirarnos a alcanzar objetivos y a hacer una diferencia en el mundo, la avaricia nos aleja de las personas y puede llevarnos a tomar decisiones incorrectas.
En Acción:
Esta semana, ¿qué tal si haces algo bueno por alguien sin esperar nada a cambio? Puede ser compartir tu merienda con un amigo, ayudar a tus padres en casa o incluso dar un elogio sincero a alguien. Verás cómo las pequeñas acciones pueden traer mucha alegría, tanto para ti como para los demás.