26 agosto | Adolescentes
«Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Mateo 1: 21
Desafortunadamente, todos nacemos con un «defecto de fábrica». ¡Así es! Nacemos como pecadores. Esto significa que, desde el principio, tenemos la tendencia a hacer cosas malas, como mentir o ser egoístas. No necesitamos que nadie nos enseñe a hacer esto, está en nosotros desde el principio.
Aquí está el problema: debido a que somos pecadores, merecemos la muerte. Suena aterrador, ¿verdad? Pero es la verdad. Nuestros pecados nos alejan de Dios, que es perfecto y puro. Y la consecuencia de esto es la separación de Dios, que es la muerte espiritual.
La buena noticia es que Jesús vino al mundo para hacer algo increíble por nosotros. Vino para morir en nuestro lugar. La muerte que merecíamos, Él la pagó por nosotros en la cruz. Eso es lo que significa aceptar a Jesús como nuestro Salvador. Significa reconocer que somos pecadores, que nacemos con este «defecto de fábrica», y que por eso necesitamos a Jesús, «porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
En Acción:
Piensa en algo que hayas hecho mal recientemente y pide a Jesús que te perdone. Recuerda que Él ya pagó el precio por nuestros pecados en la cruz. Acepta el regalo de salvación que Él ofrece y agradécele por librarnos de la muerte espiritual. Jesús es nuestro Salvador y amigo que nos ama mucho.