24 enero | Adolescentes
«Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envíe a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.» Éxodo 15: 26
Dios tiene un poder increíble, único e inigualable. Una de esas cosas es sanar a las personas, no solo el cuerpo, sino también el corazón y el alma. Cuando ocurre una curación de una manera inexplicable, la llamamos «milagro». Un milagro es cuando sucede algo que no sigue las reglas normales del mundo. Es como si Dios guiñara un ojo y dijera: «Puedo hacer cosas que nadie más puede». Por ejemplo, cuando alguien se recupera de una enfermedad muy grave de repente, o cuando algo que parecía imposible sucede, eso es un milagro de Dios. Y no solo las grandes curaciones son milagros. Hay «mini» milagros que suceden todos los días a nuestro alrededor, solo necesitamos darnos cuenta de que estas cosas suceden debido a Dios.
En el versículo de hoy, Dios promete que, si somos obedientes a Sus mandamientos y hacemos lo que Él nos manda, Él nos protegerá. Y si algo malo nos sucede, Él tiene el poder para sanarnos. Sé que estar enfermo no es nada agradable. Y debes saber que no es la voluntad de Dios que ninguno de Sus hijos esté enfermo. Por eso, pídele a Dios que te ayude a entender Sus propósitos frente a los problemas que tú, tu familia o conocidos están enfrentando. Haz tu parte, cuidándote bien a ti mismo y a los demás, y confía en el mejor Médico de todos los tiempos. Él es el Señor que te sana.
En Acción:
Ora por un milagro en la vida de alguien que conoces. Puedes hacerlo en casa con tu familia o visitando a la persona y orando por ella personalmente. Puedes ser un instrumento para que ella reciba un milagro, ¡ahora mismo!