29 agosto | Adolescentes
«Vosotros sois la sal de la tierra [...y] la luz del mundo.» Mateo 5: 13,14
¿Alguna vez has probado comida sin sal? Pareciera que le falta algo, ¿verdad? ¿Y has notado la gran diferencia que hace la más tenue luz en medio de la oscuridad? Jesús usó estas ideas para enseñarnos una lección importante. Él dijo que nosotros, sus seguidores, somos como la sal de la Tierra y la luz del Mundo. ¿Pero qué significa eso?
Ser sal significa dar sabor a la vida de las personas a nuestro alrededor. Así como la sal realza el sabor de los alimentos, podemos hacer que la vida de quienes conocemos sea más alegre, más significativa y llena de amor; es decir, más «sabrosa». Y ser una luz es como ser una pequeña linterna en una habitación oscura. Podemos mostrarles el camino correcto a las personas, ayudándolas a ver las cosas de una manera mejor, tal como lo hace Jesús. Es interesante notar que Jesús mismo se declaró la Luz del Mundo. Cuando permitimos que Su luz brille a través de nosotros, estaremos disipando las tinieblas de este Mundo malvado, ayudando a más personas a conocer y seguir el camino de nuestro Maestro.
Jesús quiere que seamos como la sal que no pierde su sabor y como una luz que brilla fuerte con Su luz. Esto significa que debemos vivir de una manera que muestre el amor de Dios y ayude a otros a conocer a Jesús.
En Acción:
Con la ayuda de un adulto, prepara un plato sencillo, como arroz o pasta, pero no le pongas sal. Prueba un poco, saboréala y observa cómo es su sabor. Luego, agrégale un poco de sal y prueba de nuevo. ¿Notas la diferencia que hace la sal? Esto te ayudará a recordar cómo puedes marcar la diferencia en la vida de las personas, siendo sal y luz dondequiera que vayas.