1 septiembre | Adolescentes
«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.» Mateo 7: 7,8
Probablemente hayas tenido la experiencia de tocar una puerta esperando que alguien la abra. Puede haber sido en la casa de un amigo o cuando olvidaste la llave de tu casa. Tocar una puerta y esperar respuesta puede causar ansiedad. Pero Jesús nos enseña algo increíble basado en este acto.
En Mateo 7: 7-8, Jesús dice: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá». Esto significa que cuando pedimos algo a Dios en oración, Él escucha y responde. Puede no ser exactamente como esperamos, pero siempre responde.
Cuando Jesús se refiere al acto de tocar la puerta y de que esta se abre, nos enseña sobre la persistencia en la oración. No se trata tan solo de tocar una vez y marcharse. Es seguir tocando, seguir orando, hasta que la respuesta llegue. Dios quiere que seamos persistentes y confiemos en Él, en que Él escucha y responde, y entonces abrirá la puerta.
Recuerda, Dios sabe qué es lo mejor para nosotros. A veces, pedimos cosas que no son lo mejor, y Dios, como un Padre amoroso, nos da lo que realmente necesitamos. Él no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos. La próxima vez que ores, sigue tocando, sigue pidiendo y confiando en que la puerta se abrirá en el momento adecuado.
En Acción:
Prepara algo simple y delicioso para comer, como por ejemplo galletas, y llama a la puerta de tus vecinos para entregarlas. Verás que algunas personas pueden no responder, mientras que otras abrirán la puerta y recibirán alégremente tu regalo.