3 septiembre | Adolescentes
«Entonces, respondiendo Jesús, dijo: “¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres.”» Mateo 15: 28
¿Has escuchado alguna historia sobre milagros? Un milagro es algo increíble que sucede y que no puede ser explicado únicamente por la ciencia. Es, en definitiva, cuando algo imposible se vuelve posible con la ayuda de Dios.
Esta historia se trata de uno de los milagros que Jesús hizo. Una mujer se acercó a Él, pidiéndole que ayude a su hija que estaba enferma. Ella tenía mucha fe y sabía que Jesús podía realizar un milagro. Esta mujer cananea pidió y Jesús respondió, pero de una forma inesperada. Jesús dijo que no estaba bien compartir la comida de los hijos con los perritos. Esto parece extraño, ¿verdad? Pero lo que Jesús estaba haciendo era poner a prueba la fe de esta mujer. Y ella respondió de una manera increíble. Le dijo que incluso los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Esto demostró una fe tan grande que hasta Jesús quedó impresionado. Entonces le dijo que su hija sería sanada gracias a la gran fe demostrada por su madre. Aquí vemos una lección importante: no siempre los milagros serán grandes eventos espectaculares.
Como en la historia de hoy, a veces, Dios pone a prueba nuestra fe. Él quiere saber cuánto confiamos en Él, incluso cuando las cosas parecen difíciles. Por eso, confía en Él y recuerda que incluso las migajas de las bendiciones de Dios son más que suficientes para hacer milagros.
En Acción:
Después de desayunar, barre la cocina y trata de contar las migajas. ¿Cuántas hay? Tal como es difícil contarlas y reconocer cada una, así también puede suceder con las bendiciones de Dios que ya hemos recibido o que aún nos quedan por recibir en nuestras vidas.