25 enero | Adolescentes
«Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.» Éxodo 18: 19
En la historia de hoy, Moisés enfrentaba un gran desafío: intentaba hacerlo todo solo. Imagina, un solo hombre tratando de atender y resolver los problemas de un pueblo entero. Y debes saber que eran millones de personas. Esto no solo era agotador para Moisés, sino que además era ineficiente para el pueblo que necesitaba ayuda.
Entonces, Jetro, el suegro de Moisés, vio cuán abrumado estaba y le ofreció un sabio consejo. Sugirió que Moisés eligiera hombres capaces, temerosos de Dios, confiables para liderar grupos de diez, cincuenta, cien y mil personas. Estos líderes ayudarían a Moisés a cuidar del pueblo, resolviendo los problemas menores, mientras Moisés se concentraba en los casos más difíciles. Esto no solo alivió la carga de Moisés, sino que también garantizó que el pueblo recibiera la atención y el cuidado que necesitaba de manera más rápida y efectiva.
Este episodio nos enseña un principio importante de liderazgo: la delegación. ¿Qué es eso? Es como cuando divides un gran trabajo escolar en partes más pequeñas y cada amigo se hace responsable de una parte. Moisés aprendió que no tenía que hacerlo todo solo. Al confiar en otros y compartir la responsabilidad, pudo liderar mejor. Esto nos muestra que, incluso en grandes misiones, trabajar en equipo y confiar en otros es esencial. Cada uno de nosotros tiene algo que contribuir, ¡y juntos, podemos lograr cosas increíbles!
En Acción:
Piensa en una tarea que creas que es difícil de hacer solo y invita a un amigo o familiar a que te ayude. ¡Mira cómo trabajar juntos puede hacer que la tarea sea más fácil y divertida!