12 septiembre | Adolescentes
«Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.» Marcos 8: 34
Hoy en día, prácticamente todas las iglesias tienen una cruz en algún lugar. La cruz es un símbolo hermoso, porque en ella Jesús se entregó por nosotros. Por eso, se ha convertido en el mayor símbolo cristiano del amor. Sin embargo, es importante recordar que la cruz, originalmente, era un instrumento de sufrimiento y muerte. Cuando Jesús dijo que tomáramos nuestra cruz, Él nos estaba enseñando una lección importante sobre la vida cristiana.
Tomar nuestra cruz significa negarnos a nosotros mismos, nuestros deseos y voluntades, y seguir los pasos de Jesús. Es «morir» a nuestra propia voluntad e intereses. Es elegir hacer lo correcto, incluso cuando es difícil. Después de todo, lo correcto es lo correcto, aún cuando nadie lo está haciendo y lo incorrecto es incorrecto, aún si todos lo están haciendo.
Seguir a Jesús no siempre es fácil. A veces, puede parecer que estamos perdiendo algo, pero en realidad, estamos ganando mucho más. Jesús dijo que quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por causa de Él y del Evangelio, la salvará. Esto significa que, cuando ponemos a Jesús en primer lugar, encontramos el verdadero propósito y alegría de la vida. El desafío de hoy, y de cada día de nuestra vida, es tomar nuestra cruz, o sea, «morir» a lo que queremos. Sé que es un desafío, pero con Jesús, ¡todo es posible!
En Acción:
Para ayudarte a no hacer solo tu voluntad, haz un adhesivo con la frase: "¿Qué haría Jesús en esta situación?" y pégalo en algún lugar donde lo veas durante todo el día. Esto te ayudará a tomar tu cruz y hacer la voluntad de Jesús, en lugar de la tuya.