14 septiembre | Adolescentes
«Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.» Marcos 10: 45
La lógica de nuestro mundo nos dice que, si alguien está sirviendo a otra persona significa que pertenece a un rango inferior, es decir que, quien sirve es menor a quien está siendo servido. Pero Jesús nos mostró algo completamente diferente. Él, siendo Dios, vino a nuestro mundo no para ser servido, sino para servir. Esto cambia completamente la manera en la que vemos al servicio y lo que representa, en realidad, la humildad.
Jesús nos enseñó que servir a los demás es uno de los actos de amor y humildad más grandes que podemos realizar. Incluso llegó a lavar los pies de los discípulos, una tarea que en ese tiempo era realizada por los sirvientes. Lo hizo para darnos el ejemplo de lo que es servir y mostrarnos que no debemos buscar posiciones de poder o prestigio, sino oportunidades para servir y ayudar a los demás.
Servir no es señal de debilidad, sino de fuerza. Es un privilegio y un honor poder ayudar a los demás, así como lo hizo Jesús. Cuando servimos a otros, estamos mostrándoles el amor de Dios en acción. Estamos viviendo el verdadero cristianismo, que se trata de poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras.
En Acción:
Elige una tarea que normalmente es realizada por otra persona en tu casa y hazla tú mismo. Puede ser algo simple, como poner la mesa o limpiar un cuarto. Al hacerlo, recuerda que estás siguiendo el ejemplo de Jesús, quien vino para servir.