20 septiembre | Adolescentes

¿DE QUÉ LE SIRVE AL HOMBRE?

«Pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?» Lucas 9: 25

Un día, le preguntaron al Dalai Lama, un líder religioso, qué era lo que más le sorprendía de la humanidad. Su respuesta nos hace reflexionar: «Los hombres pierden la salud para ganar dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud». Muchas personas pasan la vida trabajando arduamente para comprar cosas mejores, más modernas y más cómodas. Sin embargo, a menudo llegan al final de su vida sin haber disfrutado realmente de lo que adquirieron. En este contexto, Jesús nos presenta una reflexión profunda que se alinea con esta famosa frase: «¿Qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?»

Esta pregunta de Jesús nos invita a pensar en nuestras verdaderas prioridades. En nuestra carrera por alcanzar el éxito y el confort material, a menudo olvidamos lo que es esencial. Jesús nos recuerda que acumular riquezas y bienes no es el objetivo final de la vida. Muchas veces, corremos tanto tras deseos momentáneos que olvidamos lo que es eternamente importante.

Por eso, el llamado de Jesús es a que prioricemos las cosas de Dios, aquellas que no desaparecen con el tiempo y que no se pueden comprar. Él quiere que nuestra vida no se mida por la cantidad de bienes que acumulamos, sino por la riqueza de nuestra relación con Él y con los demás. Eso es lo que realmente tiene valor.

En Acción:

Toma una fruta y colócala en un lugar donde puedas observarla diariamente. Observa cómo cambia con el tiempo, cómo se descompone. Esta transformación es un recordatorio visual de que las cosas de este mundo no duran para siempre, a diferencia de las cosas de Dios.