22 septiembre | Adolescentes

LA OVEJA PERDIDA

«Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.» Lucas 15: 7

A Jesús le gustaba contar historias a las personas. ¡Es genial escuchar una buena historia! Y cada historia que Jesús contaba tenía un significado, una lección que quería enseñarnos a través de ella. Una de sus historias, conocidas también como «parábolas», se trata sobre una oveja perdida. Jesús comenzó diciendo: «¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.” Os digo que así también habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.»

Esta historia nos muestra cuán importante somos cada uno de nosotros para Dios. Nos demuestra que Dios no quiere que nadie se pierda o quede resagado. La historia de la oveja perdida nos habla del amor y la preocupación de Dios por cada uno de nosotros. Y, al igual que el pastor de la historia, Dios nunca se da por vencido. Él siempre nos está buscando, queriendo que estemos seguros y cerca de Él. Y si Dios no se olvida de nadie, nosotros tampoco deberíamos ignorar a las personas que nos necesitan a nuestro alrededor.

En Acción:

Envía un mensaje a alguien que hace mucho tiempo no ves en la iglesia. Puede ser algo simple, como «¡Hola, ¿cómo estás? ¡Te extraño!» Esta pequeña acción puede hacer una gran diferencia en la vida de esa persona, haciéndole sentir que es importante para Dios y para ti también.