19 octubre | Adolescentes
«Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y lo sanó» Hechos 28: 8
Pablo vivió una aventura llena de sorpresas con Dios. En Hechos 28: 1-10, conocemos una histora que sucedio luego de un aterrador naufragio. Tras la tormenta, Pablo y sus amigos terminaron en una isla llamada Malta. Allí sucedió algo increíble que evidenció las extraordinarias y milagrosas proezas que Dios puede hacer para ayudarnos a cumplir nuestra misión.
Durante su estadía en Malta, Pablo se encontró en una situación que muchos pensarían que sería su fin: una serpiente venenosa lo mordió. Todos esperaban que se enfermara gravemente o algo peor, ¡pero adivina qué! ¡No le pasó nada! Pablo sobrevivió porque Dios lo estaba cuidando, sorprendiendo a todos en la isla. Esto demostró que Dios no permitiría que nada malo le sucedería a su siervo mientras cumplía su misión divina.
Y los milagros no terminaron allí. El padre de Publio, el líder de la isla, estaba enfermo. Pablo lo visitó, oró por él y puso sus manos sobre él, y el hombre fue sanado. Este milagro abrió el camino para que muchas otras personas enfermas en la isla fueran a ver a Pablo y también fueran sanadas. Estos milagros sirvieron como un testimonio poderoso del poder de Dios, tocando el corazón de los habitantes de Malta para que estuvieran abiertos a escuchar el Evangelio. ¡Dios ciertamente hará milagros en nuestra vida, permitiendo que más personas a nuestro alrededor vean su poder! Yo creo en eso ¿y tú?
En Acción:
Visita a alguien que esté enfermo y compártele esta historia inspiradora, llevándole esperanza y fe para su vida. Ora con convicción por su recuperación. Imagínate qué pasaría si Dios elige usarte para hacer un milagro. Cree de corazón en el poder de la oración.