21 octubre | Adolescentes

JUSTIFICADOS POR LA FE

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» Romanos 5: 1,2

¿Has notado cómo, cuando desobedecemos a nuestros padres o hacemos algo malo en la escuela, lo primero que queremos hacer al verlos es contarles nuestra propia versión? Esto es intentar justificar lo que hicimos. Hay un dicho que me gusta decirle a mi hijo cuando empieza a justificarse: «explica, pero no justifica».

La justificación puede parecer un término complicado, pero es un concepto asombroso que nos ayuda a entender mejor lo que Jesús hizo por nosotros. Ser justificados es recibir la aprovación de Dios y ser declarados: «libres de toda culpa». Al ser declarados justos delante de Dios, somos considerados como sin ningún pecado, sin ningún error. Pero esto no se debe a nuestros méritos o acciones, sino a lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz.

Nosotros, por nosotros mismos, no podemos ser justos delante de Dios. Todos cometemos errores, hacemos cosas mal, y por eso necesitamos a alguien que nos justifique. Es ahí donde entra Jesús. Él vivió una vida perfecta, sin pecado, pero murió en la cruz para pagar el precio de nuestros pecados. Cuando creemos en Jesús y aceptamos lo que hizo por nosotros, Dios nos ve a través de Jesús y nos declara justos.

¡Esto es maravilloso! Significa que no necesitamos ser perfectos para ser amados por Dios. Él ya nos ama y nos acepta por medio de Jesús. Gracias a esta justificación, tenemos paz con Dios. Podemos vivir nuestras vidas sabiendo que estamos en paz con Él, no porque seamos suficientemente buenos, sino porque Jesús es más que suficiente.

En Acción:

La próxima vez que hagas algo malo, intenta no justificarte, solo confiesa el error, arrepiéntete y pide perdón. Verás que gran diferencia.