26 octubre | Adolescentes
«Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.» Romanos 8: 37
¿Te gusta jugar a las escondidas? A veces pensamos que encontramos el escondite perfecto, que nadie nos descubrirá en un lugar así, pero siempre terminamos siendo encontrados. Con Dios, es aún más sorprendente: no importa dónde estemos o qué hagamos, Él siempre nos encuentra, porque nada puede separarnos de Su amor.
En Romanos 8:35-39, Pablo nos recuerda que, incluso en las situaciones más difíciles, como la tribulación, la persecución, el hambre, el peligro o incluso la muerte, el amor de Dios permanece con nosotros. Es una promesa de que, pase lo que pase, Dios está a nuestro lado y Su amor es inquebrantable.
Este pasaje bíblico es un recordatorio poderoso de que el amor de Dios es más grande que cualquier desafío que podamos enfrentar. Él nos ama tanto que envió a Jesús para morir por nosotros, y nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos de este amor supremo. ¿Qué puede separarnos de un amor tan grande? ¡Nada nos separará de Ti, Señor!
En Acción:
Para practicar la constante presencia de Dios en tu vida, juega a las escondidas con tu familia o amigos. Durante el juego, recuerda que así como buscas a tus amigos, Dios siempre nos está buscando y quiere estar cerca nuestro. Después del juego, comparte con ellos sobre el amor incondicional de Dios y cómo nada puede separarnos de ese amor.