30 octubre | Adolescentes
«¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?» 1 Corintios 6: 19
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios construyó un santuario como un lugar especial para adorar a Dios. En el Nuevo Testamento, las sinagogas se convirtieron en lugares de reunión y enseñanza. Pero, ¿y hoy? La Biblia nos enseña algo sorprendente: nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Esto no significa que las iglesias no sean importantes, sino que Dios no habita en edificios hechos por manos humanas, sino que Él elige vivir dentro de nosotros.
En 1 Corintios 6:19-20, Pablo nos recuerda que hemos sido comprados por un precio alto, el sacrificio de Jesús en la cruz. Por lo tanto, debemos honrar a Dios con nuestro cuerpo. Esto implica cuidarlo bien, no solo físicamente, sino también espiritualmente. Como templos del Espíritu Santo, debemos reflejar el amor, la pureza y la santidad de Dios en nuestras acciones, pensamientos y palabras.
Tener al Espíritu Santo morando en nuestro corazón nos otorgará un poder increíble, pero también incluye una gran responsabilidad. Que Él habite en nosotros significa que dondequiera que estemos, podemos adorar a Dios y sentir Su presencia. No necesitamos estar en un lugar específico para estar cerca de Dios, porque Él está siempre con nosotros.
En Acción:
Como una forma práctica de recordar que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, elige una actividad saludable para hacer regularmente. Puede ser una caminata, un deporte o incluso algunos ejercicios en casa. Mientras practicas esta actividad, reflexiona sobre cómo estás cuidando al templo de Dios. Recuerda, ¡cuidar tu cuerpo es una forma de honrar a Dios!