4 noviembre | Adolescentes
«No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.» 2 Corintios 4: 18
El viento es algo curioso: no podemos verlo, pero podemos sentirlo despeinándonos y refrescándonos. Esto nos demuestra que las cosas que no vemos también pueden ser muy reales e importantes. En 2 Corintios 4: 16-18, la Biblia habla de esto: hay cosas invisibles que tienen un valor enorme.
Estos versículos nos enseñan que, incluso cuando estamos cansados o cuando las cosas no nos salen como esperábamos, no debemos rendirnos. Nos recuerdan que, aún cuando no podemos verlo, Dios está actuando en el mundo y en nuestras vidas en el presente, pero también prepara cosas increíbles y maravillosas para nuestro futuro. Poder ver esto y reconocerlo, es como hallar un tesoro escondido que solo es posible encontrar si usas tu corazón.
Pablo, quien escribió estas palabras, nos recuerda que las cosas que vemos son temporales, como juguetes que pueden romperse o ropa que pronto no nos entrará más. Pero las cosas que no vemos, como el amor de Dios, la fe y la esperanza, son eternas. Son como tesoros que nunca desaparecen ni pierden su valor.
Aún cuando a veces las cosas parezcan difíciles o inciertas, podemos confiar en que Dios está al control de todo. Él está preparando cosas extraordinarias para nosotros, cosas eternas, que podremos disfrutar para siempre.
En Acción:
Toma un papel de colores, tijeras, un alfiler y un palo de brocheta para hacer un molinillo de viento. Al ver el molinillo girando con el viento, recuerda cómo las cosas que no vemos, como el viento y el amor de Dios, son poderosas y siempre están a nuestro alrededor.