8 noviembre | Adolescentes
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» Gálatas 2: 20
La crucifixión en los tiempos de Jesús no era algo bonito. Era una de las formas más dolorosas y humillantes de castigar a alguien. Entonces, cuando Pablo dice en Gálatas 2: 20-21 «Con Cristo estoy juntamente crucificado», está hablando de algo muy profundo y serio. Él quiere que pensemos sobre lo que significa esto.
Ser crucificados con Cristo significa que, al decidir seguir a Jesús, estamos aceptando enfrentar los desafíos y dificultades que pueden surgir, así como Él también tuvo que hacerlo. Hoy en día, ser cristianos puede parecer fácil o hasta estar de moda, pero la verdadera jornada de seguir a Jesús puede estar llena de obstáculos y momentos difíciles. ¡Momentos de cruz!
Pablo nos recuerda que, como seguidores de Cristo, podemos enfrentar persecuciones, ser malentendidos o hasta odiados por nuestra fe. Ser cristiano no es solo ir a la iglesia o leer la Biblia; es un compromiso de vivir como Jesús vivió, amar como Él amó, decir lo que Él dijo, y muchas veces, esto significa ir en contra de lo que es popular o fácil. Cuando Pablo habla sobre Cristo viviendo en él, quiere decir que cada día necesitamos dejar que Jesús guíe nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es un recordatorio constante de que, incluso ante las dificultades, tenemos a Jesús como nuestro mayor ejemplo y fuerza. Por eso, el desafío de hoy es: ¡deja que Cristo viva en ti!
En Acción:
Esta semana, piensa en cómo puedes vivir más como Jesús. Esto puede significar ser amable incluso cuando es difícil, perdonar a alguien que te ha lastimado, o defender lo que es correcto, aunque te sientas solo en ello.