17 noviembre | Adolescentes
«Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad» Colosenses 2: 9
¿Alguna vez has admirado el mar, observando cómo se extiende hasta donde nuestros ojos ya no pueden ver más? ¿O has intentado contar los granos de arena en una playa o las estrellas en el cielo, dándote cuenta de que es imposible contarlos porque son infinitos? Estas maravillas de la naturaleza nos dan una pequeña idea de lo que significa la divinidad. En el texto de hoy, en Colosenses 2: 9-15, Pablo nos enseña que la plenitud de Dios estaba presente en Jesús. Esto significa que, aunque Jesús era una persona como nosotros, tenía dentro de Él todo lo que hace que Dios sea Dios: Su amor infinito, Su poder sin límites, Su sabiduría y Su eternidad.
Dios es tan grande y maravilloso que es difícil para nosotros entenderlo completamente. Él es eterno, lo que significa que siempre ha existido y siempre existirá, a diferencia de todo lo que conocemos, que tiene un comienzo y un fin. Dios está más allá del tiempo. Esto puede ser difícil de entender, porque todo en nuestra vida, como las estaciones del año o nuestro propio crecimiento, tiene una duración; un registro del paso del tiempo. Pero Dios es Dios y nosotros no lo somos.
Pensar en Dios de esta manera nos ayuda a entender un poco sobre lo maravilloso que es. Y aunque es tan grande e infinito, nos ama de manera completa y desea estar cerca de nosotros. Por eso envió a Jesús, para que pudiéramos entender mejor Su naturaleza divina.
En Acción:
En el próximo culto en familia, organiza una competencia divertida entre todos. Lanza el desafío: ¿Quién puede contar hasta el número más alto? Recuerda que, no importa hasta cuánto lleguemos a contar, sigue siendo diminuto comparado con la grandeza de Dios.