18 noviembre | Adolescentes
«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Pero el que actúa con injusticia recibirá la injusticia que haya cometido, porque no hay acepción de personas.» Colosenses 3: 23-25
A veces hacemos las cosas solo porque debemos hacerlas pero sin realmente involucrarnos de todo corazón. Puede ser como cuando ordenas tu habitación, pero lo haces apresuradamente solo para que parezca ordenada. Sin embargo, el texto de Colosenses 3: 23-24 nos enseña algo valioso.
Nos insta a hacer todo lo que hacemos dando siempre lo mejor de nosotros, es decir, hacer todo de todo corazón, como si lo estuviéramos haciendo para Dios. Esto significa que no importa lo que estemos haciendo, ya sea estudiando, ayudando en casa o jugando con amigos, podemos hacerlo con alegría y entusiasmo, como si fuera un regalo para Dios.
Pero, ¿cómo puedes aplicar esto a tu vida diaria? Cuando se trata de estudiar, intenta abordar tus estudios con curiosidad, descubriendo cosas nuevas y haciendo del aprendizaje una experiencia divertida. Mientras ayudas en casa, realiza las tareas con cariño, sabiendo que estás contribuyendo a un ambiente lleno de felicidad y calidez. Y al jugar con tus amigos, sé amable y gentil, difundiendo alegría y creando momentos divertidos para que todos puedan disfrutar juntos.
En Acción:
Esta semana, elige una tarea que normalmente realizas mecánicamente y hazla con todo tu corazón. Puede ser ordenar tu habitación, ayudar a preparar la cena o hacer tus deberes. Mientras lo haces, recuerda que lo estás haciendo para Dios y hazlo con alegría, como un regalo especial para Él.