21 noviembre | Adolescentes
«Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.» 2 Tesalonicenses 3: 13
¿Alguna vez has ayudado a alguien y luego te has sentido tan feliz que te gustaría poder seguir haciendo algo más? En el versículo de hoy, en 2 Tesalonicenses 3: 13, encontramos un consejo muy especial: «Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien». A veces, puede parecer difícil seguir haciendo cosas buenas, especialmente cuando no vemos los resultados inmediatamente o cuando las personas no son agradecidas. Pero este versículo nos recuerda que hacer el bien es importante, no solo por los resultados o el reconocimiento, sino porque es lo correcto.
Hacer el bien es como plantar semillas. Algunas semillas pueden tardar en crecer, y puede que ni siquiera vayamos a estar ahí para ver al árbol en todo su esplendor o para recoger sus frutos. Pero eso no es lo que verdaderamente importa. Cada acto de bondad es una semilla que plantamos en el mundo, y cada una de ellas puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien. ¡Y más! Cuando practicamos el bien, seguimos los pasos de Jesús, nuestro Maestro, que dedicó Su vida a esparcir amor y bondad. Imagínate el impacto que tendríamos en el mundo si cada uno de nosotros decidiera hacer el bien todos los días. Por eso, ¡no te canses de hacer el bien!
En Acción:
Esta semana, piensa en pequeñas acciones de bondad que puedas hacer. Puede ser algo simple, como dibujar una tarjeta para un amigo, ayudar en una tarea del hogar o compartir un juguete. Recuerda, aunque parezca pequeño, cada gesto de bondad es valioso y ayuda a hacer del mundo un lugar mejor.