1 diciembre | Adolescentes
«No ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.» Filemón 1: 16
En la época de la carta a Filemón, la esclavitud era algo común, y las personas podían convertirse en esclavas por varios motivos, como deudas, nacimiento o como prisioneras de guerra. Onésimo era uno de esos esclavos, que huyó de su amo, Filemón, un hombre que se había convertido en cristiano gracias a Pablo. Onésimo, después de huir, también se encontró con Pablo y se convirtió al cristianismo. La historia se vuelve interesante cuando Pablo decide escribirle a Filemón. Pero, en lugar de simplemente pedirle que perdone a Onésimo por haber huido, Pablo le hace una petición que va más allá: quiere que Filemón deje de considerar a Onésimo como un esclavo, y que comience a verlo como hermano en Cristo.
Esto que hizo Pablo fue muy fuera de lo común. Estaba pidiéndole a Filemón que cambiara completamente la forma en la que veía a Onésimo, demostrando lo mucho que el amor de Jesús puede transformar a las personas y a sus relaciones. Lo que hizo Pablo fue interceder. Interceder por alguien significa pedir por esa persona, buscando lo mejor para ella. Pablo muestra que cuando intercedemos, podemos ayudar a cambiar no solo la vida de alguien, sino también nuestro propio corazón. Esto nos hace más amorosos y comprensivos. Al convertirnos en mejores personas, nos transformamos cada vez más para parecernos a Él: ¡Jesús!
En Acción:
Prepara una tarjeta para alguien que creas que necesita oración o que sabes que busca un cambio en su vida. En la tarjeta, escribe un mensaje de ánimo y dile que estás orando por él o ella. Si puedes, entrega la tarjeta personalmente, sino es posible, también puedes enviarla por correo. Esta es una manera práctica de mostrar amor y usar el poder de la oración, siguiendo el ejemplo de Jesús y Pablo.