6 diciembre | Adolescentes
«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.» Santiago 1: 17,18
En nuestra vida, una triste verdad es que todos somos pecadores. Esto significa que, muchas veces, cometemos errores y tomamos decisiones que no son las mejores. No te desesperes si te identificas, todos nosotros somos así. Sin embargo, ¡Dios en Su infinita bondad quiere actuar en nuestras vidas! Santiago 1: 17-18 nos enseña que «toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto». Estos dones son manifestaciones del amor de Dios, a pesar de nuestras imperfecciones.
Estos regalos, como el amor, la fe, la paz y la alegría, no son cosas que podamos lograr por nuestra cuenta. Vienen de Dios, a través del Espíritu Santo, trabajando en nuestros corazones. A veces olvidamos que los personajes bíblicos, a pesar de ser tan famosos y haber hecho tanto por Dios, también eran pecadores. Es decir, lo que hicieron de bueno, solo lo hicieron porque permitieron que el Espíritu Santo los usara. Y la buena noticia es: que Él también quiere actuar en tu vida. Por eso, si sientes la necesidad de hacer algo bueno, no te olvides que proviene del Espíritu Santo queriendo usarte. ¡Ora ahora mismo para que Él te guíe a hacer lo que sea mejor, no para ti, sino para Él!
En Acción:
Hoy, tu tarea es ser un instrumento del Espíritu Santo para esparcir la bondad. Puede ser algo simple, como compartir un refrigerio, ayudar a un amigo con la tarea, o dar un abrazo a alguien que parece necesitarlo. Lo importante es actuar con el corazón lleno de amor, reflejando este don perfecto que desciende de lo alto.