15 diciembre | Adolescentes
«El que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.» 1 Juan 4: 8
Si alguien te preguntara qué es Dios para ti, ¿qué responderías? En la Biblia, en 1 Juan 4, encontramos una verdad poderosa y simple: Dios es amor. No es que Dios simplemente tenga amor, sino que Él mismo es la esencia del amor. Es como si el amor fuera un océano infinito, y Dios es ese océano.
Nosotros, los seres humanos, podemos tener un poco de amor. Es como si tomáramos un vaso de agua de ese océano. Pero Dios, Él es el propio océano de amor. Su amor no tiene límites, no se acaba y no cambia. Él ama a todos, siempre, independientemente de quiénes somos o qué hacemos.
Y este amor de Dios se manifiesta de muchas maneras: en la creación, en cómo Él cuida de nosotros y, sobre todo, en el sacrificio de Jesús. Dios amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo para que nos salvara. Este acto es la mayor demostración de amor que podría existir. Cuando entendemos que Dios es amor, comenzamos a ver al mundo y a las personas de una manera diferente. Comenzamos a tratar a los demás con más bondad, paciencia y comprensión, porque esto es precisamente el resultado del amor.
En Acción:
Toma una hoja de papel y escribe o dibuja cosas que muestren el amor de Dios. Puede ser algo de la naturaleza, un acto de bondad de alguien o una palabra de consuelo que hayas escuchado. Coloca este mural en un lugar donde puedas verlo todos los días para recordar que Dios es amor y que, todos los días, Él nos muestra ese amor de maneras increíbles.