20 diciembre | Adolescentes

A DIOS, NUESTRO SALVADOR

«A aquel que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.» Judas 1: 24,25

¿Alguna vez has tropezado en público? Todos hemos pasado por eso, ¡no te preocupes! La sensación de vergüenza que esto nos causa es inmensa. Pero ¿alguna vez alguien te ha sujetado y evitado que caigas? ¡Creo que sí! Es un alivio saber que alguien está ahí para ayudarnos, ¿verdad?

En el versículo de hoy, en Judas 1: 24, se menciona que Dios es poderoso para evitar que tropecemos. Es como tener a alguien siempre a nuestro lado, listo para sostenernos cuando estamos a punto de caer. Esto nos recuerda un salmo maravilloso, el Salmo 37, que dice: «Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.» ¡Qué alivio saber que Dios está ahí para ayudarnos a levantarnos cuando tropezamos en la vida!

Cuando nos damos cuenta de que Dios siempre está cerca de nosotros, deseando ayudarnos, nuestro corazón se llena de alegría y nuestra respuesta natural es la alabanza. Es por eso que el versículo de Judas termina con una hermosa declaración de adoración: «al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.»

En Acción:

Esta semana, realiza un experimento práctico. Encuentra un lugar seguro, como un césped suave o una alfombra, y practica rodar por el suelo. Sí, ¡lo leíste bien, rodar! Es una forma divertida de simular caídas y aprender a levantarse. Recuerda que, así como puedes levantarte después de una caída, Dios siempre está a tu lado, listo para ayudarte a levantarte cuando tropieces en la vida.