15 febrero | Adolescentes
«Toma la vara, reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos, y ella dará su agua; y le sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.» Números 20: 8
Sin duda alguna, esta fue la historia que más dudas me dejó en toda la Biblia. ¿Por qué? Porque tenemos un momento anterior, en Éxodo 17: 1-7, donde Dios pide a Moisés que golpee la roca, él obedece, y eso trae agua al pueblo. Pero, en la historia de hoy, Dios le pide a Moisés que tan solo hable con la roca, y Moisés, quizás pensando que funcionaría como antes, la golpea de nuevo. Este acto de desobediencia, aparentemente no tan grave, tuvo una gran consecuencia: Moisés no pudo entrar en la Tierra Prometida (Números 20:12-13).
¿Por qué fue tan grave? Porque Moisés, tal vez sin entender, estropeó una simbología que Dios estaba creando... ¿Cómo así? La roca, en estas historias, simbolizaba a Jesús. Así como la roca fue herida para dar agua al pueblo (y el agua en el desierto representa vida), Jesús fue herido una vez para darnos vida eterna. El mensaje aquí es profundo: Jesús murió una vez por todas por nosotros, y ahora, para recibir la vida que Él ofrece, basta con hablar con Él, pedir en oración. No es necesario que sea «herido» nuevamente.
La lección que podemos sacar de esta historia es sobre la importancia de escuchar y obedecer exactamente lo que Dios nos dice. Moisés, aunque fue un gran líder, cometió un error por no seguir al pie de la letra lo que Dios había pedido. Esto nos muestra que, no importa cuán cerca estemos de Dios, siempre debemos prestar atención a Sus instrucciones y confiar en que Él sabe lo que es mejor para nosotros. No vaya a ser que «estropeemos» algo que Él quiera hacer ¿Verdad?
En Acción:
Esta semana, intenta recordar «hablar con la roca» en lugar de intentar resolver las cosas a tu manera. Cuando enfrentes un desafío, ora a Dios pidiéndole ayuda, confiando en que Él puede proveer lo que necesitas.