22 febrero | Adolescentes
«Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo hoy, para que los cumpláis, y amar a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros.» Deuteronomio 11: 22, 23
En el texto de hoy, Dios habla a Su pueblo, ofreciendo promesas maravillosas y también consejos muy sabios. Él recuerda a los israelitas todas las maravillas y señales que realizó en Egipto y durante su viaje por el desierto, mostrando todo Su poder y cuidado. Dios promete bendiciones para la tierra en la que están a punto de entrar, una tierra «que fluye leche y miel», pero estas bendiciones están condicionadas a la obediencia y el amor al Señor, siguiendo Sus mandamientos.
Dios aconseja al pueblo mantener Sus palabras en el corazón y en el alma, enseñándolas a los hijos, hablándolas en casa o en el camino, al acostarse y al levantarse. Esto muestra la importancia de mantener la fe y las enseñanzas de Dios presentes en todos los aspectos de la vida, garantizando que la próxima generación también conozca y siga el camino del Señor. Por eso es tan importante tener un devocional como este, ¿verdad?
Dios siempre cumple Sus promesas, como mostró al llevar al pueblo de Israel a una tierra llena de cosas buenas. Para nosotros, Él también tiene promesas y consejos sobre cómo vivir bien, así como ya vimos anteriormente. Obedecer a Dios y seguir Sus enseñanzas es la clave para una vida llena de bendiciones.
En Acción:
Planta una semilla en una maceta y comprométete a cuidarla todos los días. Riégala, dale luz y asegúrate de que esté en un buen ambiente para crecer. Esa semilla es como la Tierra Prometida: necesita cuidado constante y atención. Al cuidarla, recuerda cómo nuestras elecciones y acciones diarias pueden mantener las bendiciones de Dios fluyendo en nuestras vidas, así como el agua y el sol ayudan a tu planta a crecer.