2 marzo | Adolescentes
«En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros.» Josué 3: 10
Cuando llegó el momento de que el pueblo de Israel finalmente entrara en la Tierra Prometida, se encontraron con un gran obstáculo: el río Jordán, que estaba desbordado debido a la temporada de cosecha. Parecía imposible cruzarlo. ¡Pero Dios tenía un plan! Después de todo, ¡Él siempre lo tiene!
Dios le dijo a Josué, el nuevo líder de Israel, que ordenara a los sacerdotes que llevaran el Arca del Pacto hasta la orilla del río. El Arca del Pacto era un símbolo muy importante para Israel, que representaba la presencia de Dios con Su pueblo. Y Dios prometió que, tan pronto como los pies de los sacerdotes tocaran el agua, el río dejaría de fluir y se dividiría, permitiendo que todos cruzaran en tierra seca. ¿Te suena familiar?
¡Esto fue exactamente lo que sucedió! Tan pronto como los sacerdotes que llevaban el Arca tocaron el agua con la punta de sus pies, ocurrió el milagro y el río Jordán dejó de fluir, las aguas se acumularon en un gran montón a la distancia, permitiendo que el pueblo de Israel cruzara a pie sobre tierra seca. En esta increíble historia, aprendemos que Dios puede abrir caminos donde parece no haber ninguno, especialmente en los momentos en que enfrentamos grandes desafíos u obstáculos en nuestra vida. Así como Dios hizo que el río Jordán se abriera para el pueblo de Israel, Él también puede ayudarnos a superar las dificultades que encontramos. Esto nos enseña a confiar en Dios y seguir adelante, incluso cuando las cosas parecen imposibles.
En Acción:
La próxima vez que visites un río o lago, detente por un momento y recuerda la historia del río Jordán. Mientras lo haces, piensa en un desafío o «río» que estés enfrentando en tu vida. Ora a Dios, pidiéndole que abra un camino para que puedas superar ese desafío, así como lo hizo con el pueblo de Israel.