11 marzo | Adolescentes
«Pues he aquí, concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.» Jueces 13: 5
El nacimiento de Sansón fue uno de los más extraordinarios registrados en la Biblia. Antes de que él naciera, un ángel del Señor se le apareció a sus padres, que no podían tener hijos, y les anunció que tendrían un niño. Pero este no sería un niño común. El ángel les dio instrucciones específicas: desde el vientre de su madre, Sansón debía ser un nazareo, que es un voto de dedicación a Dios. Esto significaba que no podría cortarse el cabello, beber vino o consumir ningún producto de uva, y tampoco tocar cadáveres.
La misión de Sansón sería comenzar a liberar a Israel de los filisteos, que en esa época dominaban al pueblo. Incluso antes de su nacimiento, estaba claro que Sansón sería usado poderosamente por Dios. Dios tenía un propósito para su vida. Su nacimiento, prometido por un ángel, y su vida fueron una señal de la presencia y la fuerza de Dios entre Su pueblo, incluso en tiempos difíciles.
La historia de hoy nos enseña sobre la soberanía de Dios y cómo Él puede realizar Sus planes a través de nosotros. Sansón, desde su nacimiento, fue separado para un propósito especial, recordándonos que Dios tiene un plan único para cada uno de nosotros. No estás en este mundo por casualidad. ¡Dios tiene algo especial para ti! Como hizo con Sansón, dedícate a Dios desde pequeño. ¡Dios te dotará de dones y talentos para cumplir Sus propósitos!
En Acción:
Esta semana, dedica un tiempo para reflexionar sobre el propósito que Dios tiene para ti. Escribe en un papel cómo crees que puedes servir a Dios y a los demás, inspirándote en la historia de Sansón. Guarda ese papel en un lugar visible para siempre recordar cuál es tu misión.