12 marzo | Adolescentes
«Y ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos contra ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.» Jueces 16: 20
¿Alguna vez te has despertado y todo parecía borroso, como si tus ojos tardaran en ajustarse a la luz? Imagina cómo sería perder la capacidad de ver las maravillas a tu alrededor permanentemente. Triste, ¿verdad? La historia de hoy es sobre Sansón, conocido como el hombre más fuerte del mundo, que experimentó la ceguera de dos formas diferentes.
Sansón fue dotado por Dios con una fuerza sobrenatural, pero su corazón fue «debilitado» por Dalila, una mujer filistea. Ella descubrió el secreto de la fuerza de Sansón: su voto de nazareo, que incluía no cortar su cabello. Dalila traicionó a Sansón, llamando a algunos soldados para que le cortaran el cabello mientras dormía. Cuando finalmente despertó, estaba rodeado de enemigos y, peor aún, ¡débil! Ahora, el fuerte Sansón fue capturado por los enemigos y le arrancaron los ojos. ¡Qué dolor!
Pero la verdadera ceguera de Sansón comenzó mucho antes de perder la vista física. Estaba ciego a las consecuencias de sus elecciones, enfocado en sus deseos al punto de ignorar las advertencias que recibía. No percibió la trampa en la que estaba cayendo. ¿Cómo? ¡Estaba ciego! Y nosotros también quedamos ciegos cuando vamos por un mal camino. Por eso, debemos estar atentos y mantenernos en los caminos de Dios, pidiéndole que siempre abra nuestros ojos a las tentaciones que intentarán desviar nuestra vista de Él.
En Acción:
Haz una prueba: con los ojos vendados, intenta realizar una tarea simple. Esto te dará una pequeña idea del desafío que significa perder la vista. Luego, reflexiona sobre la importancia de estar espiritualmente vigilante y ora a Dios pidiéndole discernimiento y protección contra las tentaciones que pueden desviarte del camino correcto.