14 marzo | Adolescentes
«Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.» Rut 1: 16
La historia de Rut es una hermosa historia de lealtad, fe y del poderoso trabajo que Dios puede realizar en nuestras vidas. Rut era de Moab y se casó con un hombre de Israel. Lamentablemente, perdió a su esposo y quedó viuda. Su suegra, Noemí, también enfrentó la pérdida de su marido y de su otro hijo. ¡Qué tragedia! En medio de esta tragedia, Noemí decidió volver a su tierra natal, Israel, y Rut hizo una elección muy especial: decidió ir con Noemí y le dijo: «A donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios».
La decisión de Rut es un ejemplo de cómo podemos elegir seguir a Dios, incluso en los momentos más difíciles, sin importar de dónde venimos o lo que ha pasado antes en nuestras vidas. Rut eligió amar y servir a Dios, y eso cambió completamente su vida. Gracias a su decisión, se convirtió en parte de la historia principal de la Biblia. Tal vez estés pensando: «¡Uy, pero es la primera vez que escucho sobre ella!» Pues, por su lealtad y fe, Rut se convirtió en la bisabuela del rey David y, por ende, forma parte de la genealogía de Jesús. Dios es especialista en transformar cosas malas en cosas buenas, tragedias en bendiciones. Lo hizo en la vida de Rut y puede hacerlo en tu vida y en la mía también. ¡Puede transformar nuestro llanto en risa!
En Acción:
Con la ayuda de un adulto, crea un árbol genealógico de tu familia. Dibuja un árbol y coloca los nombres de los miembros de tu familia en las ramas. Mientras haces esto, piensa en cómo cada persona de tu familia tiene una historia especial, al igual que Rut. Este árbol será un recordatorio de que, así como Rut, cada uno de nosotros tiene un papel importante en nuestra familia y en la historia que Dios está escribiendo para nosotros.