16 marzo | Adolescentes
«Habla, Señor, porque tu siervo escucha.» 1 Samuel 3: 10
En la Biblia, vemos en varios versículos que los niños son muy importantes para Dios. Una de las historias que retrata esto es la de un niño llamado Samuel. Samuel era un niño que fue llevado a la iglesia de su época muy temprano. Cuando era muy pequeño, escuchó la voz de Dios. Estaba acostado y Dios lo llamó por su nombre: "¡Samuel, Samuel!" Samuel corrió tres veces a la habitación del sacerdote Eli, pensando que él era quien lo llamaba, hasta que entendieron que era en verdad la voz de Dios la que escuchaba. Samuel, nuevamente volvió a su cama pero ahora, cuando escuchó a Dios llamando por cuarta vez, respondió: «Habla, Señor, porque tu siervo escucha».
Esta historia es un recordatorio increíble de que Dios habla con todos, sin importar nuestra edad. Dios quiere hablarnos, el problema es que a veces podemos estar tan distraídos con otras cosas que no lo escuchamos. Dios puede hablarnos de muchas maneras: a través de la Biblia, de la naturaleza, de nuestros padres y maestros, o incluso en nuestros pensamientos y oraciones. Lo importante es estar atentos y listos para escucharlo. Así como Samuel, necesitamos detenernos y escuchar cuando Dios nos llama. Después de todo, Dios nunca deja de llamarnos. El desafío es estar dispuestos a escuchar, reconocer Su voz y responder así como lo hizo Samuel: «Habla, Señor, porque tu siervo escucha.»
En Acción:
Elige un momento tranquilo del día para estar en silencio y escuchar. Puede ser en tu habitación, en el jardín o en cualquier lugar tranquilo. Durante este tiempo, intenta no pensar en nada más, solo escucha. Dedicar este momento de escucha es una forma de practicar para estar atento a la próxima vez que Dios te hable.