17 marzo | Adolescentes
«Entonces los de Bet-semes dijeron: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿Y a quién subirá desde nosotros?» 1 Samuel 6: 20
La historia del Arca de la Alianza, especialmente en los capítulos 4 al 6 de 1 Samuel, nos enseña sobre el respeto y la santidad que debemos mantener ante las cosas de Dios. Cuando los israelitas llevaron el Arca a la batalla, pensaron que funcionaría como un amuleto mágico que les garantizaría la victoria, sin considerar la necesidad de obedecer a Dios y vivir de acuerdo con Su voluntad. La derrota y la captura del Arca por los filisteos fueron un duro recordatorio de que Dios no puede ser manipulado ni usado para nuestros propios fines o intereses.
Los filisteos también descubrieron cuán especial era el Arca, pero de una manera inesperada. Intentaron colocarla junto a la estatua de su dios Dagón, y al día siguiente encontraron la estatua caída, como si se estuviera inclinado ante el Arca. Además, dondequiera que iba el Arca, traía plagas y sufrimiento a los filisteos, hasta que reconocieron que necesitaban devolverla a los israelitas. Esto muestra que ni siquiera los enemigos de Israel podían «jugar» con las cosas de Dios.
Dios desea que respetemos y reverenciemos las cosas sagradas, reconociendo Su santidad y soberanía. Los intentos de usar a Dios o Sus bendiciones para nuestros propios propósitos, sin un corazón obediente y reverente, solo nos traerán consecuencias negativas. El Arca de la Alianza era un símbolo de la presencia de Dios y requería respeto y santidad, recordándonos que nuestra relación con Dios debe estar compuesta por una adoración sincera y sumisión a las cosas que Él considera santas.
En Acción:
Esta semana, haz un «templo» con cajas o bloques de construcción. Coloca dentro del mismo un objeto que represente algo muy especial para ti, así como el Arca lo era para los israelitas.