21 marzo | Adolescentes
«Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.» 1 Samuel 16: 7
¿Alguna vez has escuchado la frase «no juzgues un libro por su portada»? Esto significa que no debemos juzgar a las cosas solo por su apariencia. En 1 Samuel 16: 7, Dios nos enseña algo similar: «porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón». Dios puede ver lo que está dentro de nuestro corazón, no solo lo que está afuera. ¡Él conoce incluso nuestras motivaciones!
Cuando Samuel fue a elegir un nuevo rey para Israel, pensó que debía ungir a alguien capaz para tal misión. Alguien que fuera un gran guerrero, fuerte, experimentado y poderoso. Pero Dios eligió a David, que era un joven pastor de ovejas y que no parecía un rey a los ojos de las personas. Así también, Dios valora lo que está dentro de nosotros: nuestra bondad, nuestros pensamientos, nuestra voluntad de hacer el bien. A Él le importa lo que somos, no lo que aparentamos ser. No le importa solo nuestra apariencia, sino nuestra esencia. Como dice el conocido himno: «Dios sabe lo que va dentro del alma. Dios sabe, Dios oye, Dios ve.»
En Acción:
Crea una «caja misteriosa» con un agujero en el que pueda entrar una mano, pero de una manera en la que no se pueda ver el interior. Coloca diferentes objetos dentro y pide a los niños que adivinen qué son, solo por el tacto. Luego, revela los objetos y conversa sobre cómo las apariencias pueden engañar. Este juego enseña de forma práctica que no deberíamos juzgar algo sin estar totalmente convencidos de lo que realmente es.